Las autoridades evalúan evacuar un complejo habitacional. Una leve llovizna trajo algo de respiro por la mañana, pero un repentino cambio de viento empeoró la situación.
Unas 120 personas, entre brigadistas y personal de logística, trabajaban este fin de semana con dos aviones hidrantes, tres autobombas forestales, maquinaria vial y dos embarcaciones para intentar combatir los incendios que continúan sin control en la cordillera chubutense, donde ya consumieron más de 8.500 hectáreas.
Una leve llovizna en la localidad de Cholila, ubicada a 800 kilómetros de Rawson, la capital chubutense, esperanzó en las últimas horas a la comunidad con el control del fuego pero no fue suficiente y el cambio del viento empeoró aún más la situación por los incendios en la comarca andina.
Los trabajos para combatir el fuego en un área forestal próxima a la localidad de Cholila y en la zona de influencia del paraje El Turbio se realizan con la coordinación de Defensa Civil de la provincia.
«La accesibilidad sigue siendo el mayor inconveniente», informó el director general de Defensa Civil del Chubut, Evaristo Melo. E indicó que además del personal especializado se cuenta con «la colaboración de pobladores coordinados por el Servicio Provincial de Manejo del Fuego, y que se sumaron de manera voluntaria a la consolidación de un cortafuegos en la zona del Cañadón del Turco, para prevenir la propagación del incendio, que sigue estando alejado de zonas de viviendas».
Sin embargo, por la tarde, Pablo Wegrzyn, un vecino de Lago Cholila Lodge que sacó varias fotos que circularon por los medios en los últimos días, informó en su cuenta de Facebook que «Los propietarios de la costa del lago Este están evacuando sus casas».
A su vez, las autoridades evalúan evacuar a una veintena de familias que habita el complejo habitacional «San Esteban». Cerca de allí también hay dos lodges de pesca y un camping, pero por el momento los brigadistas creen que no corren peligro.
Los incendios cerca de Cholila, a aproximadamente 40 kilómetros de la localidad, se originaron el lunes por una descarga eléctrica producida por la caída de un rayo en una zona alta de bosques nativos.
La expectativa está puesta en que las condiciones climáticas permitan frenar la propagación del fuego. Pero el panorama sigue siendo negro. Luego de bajar del frente de fuego, Wegrzyn precisó: «Los 11 brigadistas que estaban con nosotros en el cortafuegos nos obligaron a irnos pese a nuestra insistencia de quedarnos y ayudar, ya el fuego estaba muy cerca. Los mismos brigadistas nos decían que como se está operando es imposible detenerlo. Los aviones hidrantes no podían operar ya que el humo provocaba escasa visibilidad».