Ayer miércoles, se celebró en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen la Misa por los enfermos, que nos convoca cada mes, junto al Altar del Santo Padre Pío.
Se hizo chico el templo que quedó colmado de fieles que acudieron, venciendo el mal tiempo, a buscar las Gracias del Señor.
En su Homilía, el Padre Martín Antonio, nos señaló que acudimos deseosos de la Bendición de Dios, que es gratuita, es su regalo, sin ningún mérito de nuestra parte. No somos ‘merecedores’ de sus gracias, es Dios que busca desde siempre nuestro corazón, antes que nuestro cuerpo.
Jesús en su Palabra usa ejemplos simples, cotidianos. Los textos de ayer nos hablan del sembrador que esparce su semilla y luego brota <Mt.13,1-9>. Señaló el Padre, Jesús es el Sembrador, la semilla es Su Palabra y la tierra es mi corazón, el lugar donde Su Palabra quiere brotar y dar fruto. En sus enseñanzas Jesús busca la simpleza porque en ella habita. Nacido de una simple mujer, en el lugar más simple del pueblo simple. Vivió entre gente simple. Nuestra codicia no nos permite ver la presencia de Dios en las cosas simples que nos rodean, terminamos complicando nuestra vida cargando con cosas y situaciones que nos separan de Dios.
En la oración, el Padre nos llamó a realizar con nuestro corazón y vida lo que expresa la oración del ritual de la Misa:
‘RECIBE, SEÑOR, MI CORAZÓN CONTRITO Y HUMILLADO, Y CONVIÉRTELO EN OFRENDA AGRADABLE A TI’
Para la Bendición, en oración entregamos nuestras vidas al Señor, nuestros sentimientos, nuestros actos y pedimos volver saber atrás de nuestras faltas y errores, CONFIANDO que su Gracia y Su Misericordia serán nuestro ayuda y fortaleza.
¡SANTO PADRE PÍO, RUEGA POR NOSOTROS!
