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“Si hoy hubiera reelección, ganaría las elecciones Cristina”

Por La Redacción

En una entrevista con LPO, Mario Riorda el politólogo que asesora a
Paco Pérez y a Diego Bossio, analiza la política del Gobierno y la
efectividad del relato y la pelea con Clarín. Habla de “guerra de egos”
en la oposición y ve mejor a Binner que a Macri. Qué opina de Scioli y
Massa.


Espera tranquilo en el café del Hotel Intercontinental, ese hotel donde
el kirchnerismo festejó tantas veces los éxitos electorales –y alguna
vez minimizó la derrota-. Mario Riorda, el politólogo que diseñó la
exitosa campaña del ahora gobernador mendocino Francisco «Paco» Pérez y
que asesora en los temas de comunicación al titular de la Anses, Diego
Bossio, uno de los jóvenes mimados por la Presidenta, analiza en una
entrevista con LPO las turbulentas aguas de la política, donde ningún
dirigente –oficialista u opositor- quiere aún mostrar demasiado sus
cartas.

“Si hubiera re-reelección, hoy Cristina ganaría, con menos votos, pero
ganaría”, afirma sin dudar el autor del libro “¡Ey, las ideologías
existen!” y luego asegura que el gobernador bonaerense, Daniel Scioli o
el intendente de Tigre, Sergio Massa, tienen posibilidades de sucederla,
pero si juegan dentro del kirchnerismo. Critica las estrategias de la
oposición y habla de “guerra de egos” entre sus dirigentes y asegura que
“el Gobierno ganó la agenda pública”.

Sus gestos veloces acompañan su verborrágica manera de hablar, una voz
fugaz que ya prácticamente no tiene tonada de su Córdoba natal. “Yo
defino al país, y lo hacía incluso cuando vivía Kirchner, como un
sistema multipersonalista inestable con un liderazgo preponderante. Esto
implica que la variable independiente de todo el sistema es lo bien o
lo mal que le vaya al Gobierno”, razona.

¿La oposición no existe?

No, no quiere decir que no exista oposición partidaria, pero en términos
de conducción de agenda, la agenda de la oposición está dada por la
prensa y por los errores del Gobierno. Hoy la oposición es la prensa.

¿La oposición es la prensa?

Claramente. Gran parte del actor central con el que se disputa poder es
la prensa. Se ubica a la prensa con características simpatizantes. Se da
una puja o una tensión de los actores mayoritarios de la política
asociados con parte del sistema de medios y parte de la ciudadanía
versus otra alianza que contiene una parte de la política, la otra parte
del sistema de medios y la otra parte de la ciudadanía. Esta puja se
genera mucho más en un gobierno que tiene un estilo altamente
ideologizado y que genera una expansión del debate en un ambiente
altamente ideologizado que en algún momento se torna algo agobiante para
el conjunto de los ciudadanos. Es una característica que antecede al
kirchnerismo, pero también lo define.

¿No considera que la oposición pueda meter una cuña en la agenda pública?

¿Qué tema de agenda no ha usado la oposición para hacerlo? Todos. Absolutamente todos.

¿Por qué no calan?

Porque son variable dependiente de un poder independiente en términos de control de agenda.

Pero, entonces, ¿no ve posibilidad de cambio?

En un sistema multipersonalista inestable la posibilidad de que los
escenarios se modifiquen dependen de lo bien o mal que le vaya a una
persona. La comunicación política no tiene un punto de llegada. Siempre
se está resignificando el poder, el consenso y el disenso.


Los otros nombres

¿Qué dirigentes políticos pueden hacerle frente al Gobierno de cara a las elecciones?

Según las encuestas, Mauricio Macri es visto como el mayor opositor al
oficialismo. Sin embargo, el opositor con mayor nivel de votos es Hermes
Binner. Y supera con comodidad a Macri. En el caso de Macri no sólo ha
descendido en imagen sino que hoy potencialmente tendría menos votos
que los que hubiera obtenido si hubiese sido candidato en 2011. Binner,
en cambio, sí ha mejorado su performance. Esto significa que el
personalismo sin una estrategia clara no es sencillo que funcione.

Un dirigente que no jugó en las elecciones presidenciales pasadas, pero
que se muestra tentado a encabezar el liderazgo opositor en las próximas
es José Manuel de la Sota…

De la Sota está intentando romper la lógica de la oposición con un
personalismo interesante, pero aún no ha logrado entrar como actor
competitivo. La gente lo ve como opositor, pero no lo vota. Está bien en
imagen en Córdoba, no está bien en gobierno en Córdoba. En el resto del
país, aumento en conocimiento, pero no subió en positividad y sí lo
hizo en negatividad, y su performance electoral se mantiene inalterable.

¿Puede crecer?

Todo puede pasar en un sistema multipersonalista inestable como el que hay en Argentina hoy.

Más allá de la oposición, dentro del oficialismo hay dirigentes con
intenciones de suceder a Cristina, como Daniel Scioli o Sergio Massa.
¿Quién tiene más chances?

Daniel Scioli es una persona que tiene altas chances, probablemente es
quien mejor imagen tiene en el país hoy, pero que no mejora su
performance electoral. Y tendrá que ver como variable independiente si
el oficialismo, dentro del que incluyo al peronismo junto al
kirchnerismo peronista y no peronista, deciden mantenerse juntos. Si esa
variable se mantiene, cualquier actor interno tendrá chances, pero si
se quiebra, el escenario será absolutamente competitivo como no se ha
visto desde 2003.

¿Para Massa también?

Massa es una incógnita. Cuando dé una pista de lo que quiere hacer, lo
podremos analizar. Mide bien en imagen y potencialmente en votos, pero
para la provincia de Buenos Aires, no para el gobierno nacional. Lo que
no implica que una vez lanzado, pueda medir bien también a nivel
nacional.

La re-reelección

Habló de competitividad de la oposición frente a Cristina. Cómo analiza
el panorama si no hay reforma constitucional que la habilite a una
re-reelección?

Un sistema es competitivo en la medida que la distancia entre el primer y
el cuarto candidato en una elección esté más o menos entre los 20 y los
25 puntos. En las últimas elecciones la distancia entre el primero y el
segundo fue de 39. La competitividad no existe, pero no existe con un
liderazgo preponderante. Sacando a Cristina Fernández de Kirchner del
juego electoral, la competitividad se reduce a valores altamente
competitivos y no hay ningún candidato que hoy le saque ni 10 puntos a
un segundo. Ni Scioli, ni Binner, ni Macri.

Pero, ¿puede darse a futuro?

Este es un sistema inestable y todo puede ser. Pero hoy no.

¿Cómo ve la posible re-re de Cristina?

Es incierto. Dependerá de la intensidad con que se plantee. Los procesos
de reforma son imposibles de ser analizados sin ese intermedio que
significa la reforma en sí misma y que va a condicionar de acuerdo a qué
bien o qué mal se gane esa elección de constituyentes si se da la
posibilidad de reforma. Hoy Cristina, con algo menos de votos, seguiría
ganando la elección.

Cree que la idea de la re-re es para evitar el “síndrome del pato
rengo”, esa pérdida de poder que sufren los dirigentes que no pueden
garantizar su continuidad en el cargo?

Por supuesto. Es una estrategia doble. Como mínima funciona con esa
lógica y como máxima funciona potencialmente para que Cristina tenga un
nuevo mandato.

¿Dónde falla el kirchnerismo que no ha logrado un sucesor?

Cuando no hay un sistema de partidos estables y el sistema político es
básicamente personalista, pasa esto y pasa en todos los partidos.

¿No lo considera una falla del kirchnerismo?

Puede haber una falla implícita, pero es inherente a este sistema. El personalismo fuerte rara vez genera un sucesor fuerte.

La pelea con Clarín

Si bien la puja con Clarín se hizo evidente hace algunos años, desde el
principio de la era kirchnerista se buscó pelear el relato y con él, la
agenda mediática. ¿Tiene sentido hacerlo sin dar conferencias de prensa y
con un retaceo casi insólito de la información que debería ser pública
desde el primer instante?

El relato o “mito de Gobierno”, como se lo conoce académicamente, es la
construcción de un relato breve y sostenido por valores con carga
ideológica que significa el nodo estratégico de un gobierno. Tiene
elementos pasados para que le den veracidad y el mito no sea un elemento
invenerado y tiene un elemento futuro que es el que activa, contagia y
representa el rumbo del gobierno.

Pero el mito de gobierno no funciona si efectivamente no hay políticas
instrumentales que den cuenta que hay avances más o menos entre el mito
esbozado y la política pública desarrollada. Creo que, en este sentido,
la aprobación del gobierno en términos históricos de casi 10 años, los
resultados electorales y el trazo grueso de algunas políticas, dan
cuenta del mito.

¿No tiene críticas hacia la comunicación del Gobierno?

Quizás una de las críticas que uno podría hacer al Gobierno es que
carece de tonos. Es monocorde y cuando le va bien, le va muy bien y
cuando le va mal, le va bastante más mal que si tuviera una apertura de
tonos. Una cuestión de estilo discutible. Lo cierto es que no hay reglas
escritas sobre esto. El Gobierno ha avanzado seriamente en una
característica muy típica de lo latinoamericano. Esto tiene tres puntos
destacados. Primero, es un estilo de la comunicación directa, no
mediada por la prensa porque la prensa actúa ex post, una vez que sucede
el hecho. No hay primicias, no hay conferencias de prensa y hay uso de
la cadena nacional. No es una característica netamente kirchnerista o
cristinista sino latinoamericana. El segundo elemento es una puja y esto
se da en un contexto poco competitivo desde el punto de vista del peso
específico de la oposición. Y la tercera característica es que siempre
hay un intento de modificación de las reglas del juego del sistema
mediático propiamente dicho.

La comunicación política apunta básicamente al control de la agenda
pública. Es inescindible la comunicación de la política. Este Gobierno
no sé si hace buena comunicación política. Lo que sí hace con eficacia
es un buen desarrollo de lo político que se constituye como agenda y que
se desprende de la comunicación política. Más importante que la
conferencia de prensa es el acceso a la información pública. Y ahí sí
lo veo como una falencia de este Gobierno. Aclaro que también es una
falencia de todos los anteriores.

En la pelea con los medios, ¿el Gobierno ganó la agenda?

Creo que sí. Lo que ha pasado en Argentina es que en la década del 90
los gobiernos claramente perdían ante la agenda impuesta por los medios.
Un autor alemán la llamó la colonización de la política por el sistema
de medios por esta idea de la política reactiva, de improvisación frente
a una agenda que le imponían. En cambio, el gobierno kirchnerista es un
presidencialismo ofertista. Va corriendo la lógica institucional que
representa un status quo dominante. El elemento característico de este
tipo de gobierno es que advierten que la política no es excluyentemente
de los políticos y por lo tanto, todo actor que viene y pelea adentro
del terreno político, el Gobierno como cortesía le devuelve la pelea en
el terreno de ellos, ya sea en el sistema de medios, en la Justicia o en
las redes sociales. En esta lógica, para bien o para mal, va y da
batalla. Y la estructura del gobierno es totalmente igual. Y las redes,
el Gobierno hace lo mismo. Va y da batalla frontal.

¿Cuáles son las políticas instrumentales que, según usted, hacen efectivo el relato kirchnerista?

Sintetizo en algunos elementos: crecimiento económico, políticas de
inclusión social más o menos universalistas, política de Derechos
Humanos y avances sociales como el matrimonio igualitario, la
posibilidad del cambio de identidad y la ley de Medios.

¿Cómo afecta al mito el estancamiento económico?

El mito tambalea un poco o, por lo menos, cruje en su avance más o menos
claro que tuvo en los últimos años. Creo que el Gobierno hoy está menos
sólido en su mito por esta dimensión económica.

¿Ese crujir es lo que se sintió en los cacerolazos o el mensaje no era sólo para el Gobierno?

Era un claro mensaje para el Gobierno y, en modo indirecto, también lo
era para la oposición. Algunos han votado al oficialismo, otros a la
oposición, pero hoy están completamente indecisos y no tendrían opción a
quién votar. Lo que no implica desconocer que ambas posturas han
descendido en algo y hay un voto especulante en la ciudadanía que
representará algo así como el 30% del electorado en el país.

¿Quién puede y cómo capitalizar este 30% del electorado descontento?

Ese es el problema. Creo que la oposición lee demasiado a los medios de
comunicación y no analiza estrategias autónomas. Otro error de la
oposición es que cree que una gran alianza puede ser definitoria para
pararse con competitividad ante el oficialismo. Deben intentar ser lo
suficientemente egoísta para erigirse autónomamente, pero lo
suficientemente altruista para llegar a alianzas menores pero
coherentes. Sin embargo, uno de los riesgos de la oposición es
autodefinirse opositor. La oposición como tal es una construcción
abstracta y cuando a la oposición le va bien, como se personalizan los
réditos, nadie capitaliza el buen desempeño, pero cuando le va mal,
todos pierden. Por eso digo que la estrategia es empezar a reconocer
líderes.

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