Por ser vísperas del domingo de ramos la cerebración comenzó reviviendo la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén y se bendijeron los ramos de olivos.
Con la lectura de la pasión de Jesús, los textos no se ubican en el comienzo de la semana santa.
El padre Martin invito a que demos al señor el lugar principal en nuestras vidas, que deje de ser el “diosito” que nombro a cada rato, para ser el Dios grande y poderoso que puede cambiar nuestras vidas, nuestros sentimientos, nuestro entendimiento, nuestro actuar.
Señalo que, así como lucimos en nuestras casas títulos y premios, este olivo bendito debe dejar los rincones para hacerse “dueño” de nuestro ver, darle al Señor el mejor lugar de nuestra casa y nuestro corazón, para que sane , fortalezca y libere nuestra historia, nuestra vida, nuestra familia.
Tras la misa todo se transformo en oración, bendición y acción de gracias… Y una vez más las manos de San Pio fueron entrega de vida, luz, gracias y dones.
¡San Pio de Pietrelcina, Ruega por Nosotros!