El encargado del
edficio donde la adolescente asesinada vivía con su familia es el único
imputado en la causa. Su testimonio tuvo contradicciones, al punto de
que llegó a incriminarse. Su esposa dice que es inocente, pero sus
propias declaraciones también dejaron dudas. Por cosejo del Defensor
Oficial, Jorge Néstor Mangeri se negó a declarar y sigue preso.
La causa por el asesinato de la joven de 16 años Angeles Rawson tuvo diversos vuelcos a lo largo de la semana, desde que encontraron su cuerpo en el basural del Ceamse en José León Suárez, partido de San Martín, el lunes.
Desde entonces, las hipótesis fueron múltiples hasta que el sábado a la madrugada, tras catorce horas de declaración de la familia, quedó detenido Jorge Néstor Mangeri, de 45 años, encargado del edificio donde la adolescente vivía con su madre, su padrastro y sus hermanos.
Mangeri había sido citado a declarar pero no concurrió. Por ello el viernes a la noche ingresó a la Fiscalía de Morón encapuchado y escoltado por efectivos de la Policía Federal, al tiempo que el padrastro de la joven, Sergio Opatowski, también era citado a comparecer.
En esa primera declaración testimonial está la clave: la Fiscal Paula Asaro detectó que en su relato el portero se estaba autoincriminando, por lo que tuvo que suspender la audiencia e imputarlo en la causa, acusado de homicidio.
Por ello, el sábado a la madrugada Mangeri era el único detenido por el caso. Por la tarde, fue trasladado desde la Alcaidía de Tribunales porteños hasta el Juzgado de Instrucción 17, citado para prestar declaración indagatoria, es decir como imputado y con asistencia de un abogado.
El portero se presentó con el Defensor Oficial y, por consejo de éste, hizo uso de su derecho a no declarar. Tras ello, volvió a la celda de la Alcaídia, donde permanece alojado mientras avanza la investigación que apunta contra él como autor material del crimen.
Mangeri trabajó hasta el lunes, el día del asesinato de Angeles. Ese día, pidió licencia por enfermedad. Su esposa, Diana Saettone, asegura que «estaba con fiebre y con vómitos» y que fueron a la clínica de la obra social y que estuvo siempre en cama.
En su declaración testimonial, Mangeri dijo que no había ido antes a la Justicia porque no se lo permitieron. Su esposa sostuvo en un canal de televisión por cable que lo «amenazaron», lo «apretaron», e incluso que lo subieron a un auto y «lo quemaron, lo insultaron, le pegaron«.
La noche en la que el portero se autoincriminó en su declaración, la Fiscal no sólo ordenó su detención sino que además pidió un nuevo allanamiento en el edificio. Fue en el departamento de Mangeri, una vez más, y en un sótano, de donde secuestraron herramientas y sogas.
También hubo un peritaje y secuestro sobre su auto, un Renault Megane gris que la Policía Científica inspeccionó en la propia puerta del edificio. La sospecha es que en ese vehículo podría haber sido trasladado el cuerpo de Ángeles.
«Por ahi él vio algo que no tenía que ver«, dijo su esposa, Angeles Rawson despareció la mañana del lunes, tras su clase de educación física en un predio del Ceamse de Colegiales. Cámaras de seguridad del Estado y de edificios registraron su paso hasta su domicilio, del que nunca más se la vio salir.
