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Luis María Libera Gill, un apasionado por la historia de los pueblos

Por La Redacción

Luis María Libera Gill es un historiador de reconocida trayectoria. Su pasión por la genealogía lo ha llevado a transitar búsquedas que se han plasmado con rigurosidad documental en varias publicaciones. Es autor de libros y trabajos de investigación. Por sobre todas las cosas es un apasionado de la lectura y de la historia. Vive junto a su esposa en la localidad de El Socorro y refiere que su casa es “una gran biblioteca”. Se define “socorrense” antes que “pergaminense” y valora de su lugar de residencia la tranquilidad con la que transcurre la vida.

 

“Nací circunstancialmente en Rosario porque mi mamá estaba allí en el momento del parto, pero soy de General Gelly, donde viví hasta que me casé”, cuenta en el inicio de la entrevista.

Desde los 12 años está en contacto con El Socorro porque comenzó sus estudios secundarios en el Instituto Comercial de esa localidad.  Allí no sólo estudió sino que conoció a la que hoy es su esposa, Liliana Pech. “Nos conocemos desde siempre, pero a los 18 años nos pusimos de novios siendo compañeros del secundario”.

Más tarde se fue a Santa Fe para estudiar Derecho en la Universidad Nacional del Litoral. “Aprobé tres años y luego dejé la carrera”, cuenta y recrea sus orígenes: “Mi padre era talabartero de riendas y pecheras que era lo que había en la década de 1960 y mi madre era maestra en Gelly; y tengo una hermana dos años mayor que yo, María Carlota”.

A su regreso de la Universidad con un amigo emprendió una actividad inmobiliaria. “Soy martillero así que durante muchos años me dediqué a eso en el sur de Santa Fe, después mi socio, Juan Carlos Cardelli, entró en la actividad política y dejamos la empresa que se llamaba Cardelli-Libera”.

“Después estuve trabajando en una empresa metalúrgica de El Socorro; luego fui muchos años secretario de Gobierno de la Comuna de General Gelly, acompañando a otro amigo: Walter Zupanovich, presidente de la Comuna; comencé con él y seguí durante la administración siguiente. 

“Nunca me gustaron los cargos electivos, pero siempre estuve rodeado de políticos y eso me llevó a tener experiencias en la función pública, creo que porque siempre fui muy ordenado en la cuestión administrativa”, señala.

En la actualidad es gerente de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, tarea que desarrolla desde 2011. “La tarea que realizo es administrativa, soy el responsable de la gestión de la entidad y estamos trabajando para recuperarla porque durante muchos años estuvo en una meseta”.

 

Una vida tranquila

La vida de Luis María y Liliana transcurre en la localidad donde están las raíces de una relación de amor que supo perdurar. “No tenemos hijos, así que vivimos solos, pero siempre estamos rodeados de sobrinos.

“De mi hermana tenemos cuatro sobrinos, de mi mujer tenemos otros tres y siete sobrinos nietos, así que podríamos decir que en nosotros se ha cumplido esa premisa de que cuando Dios no te da hijos, el diablo te da sobrinos”, dice y sonríe.

Comparten la pasión por la lectura y se complementan en lo cotidiano. “A ambos nos gusta viajar y cuando podemos partimos hacia cualquier destino, mi esposa es una ayudante perfecta, ella averigua donde están las librerías.

“Mi mujer es fantástica”, afirma y algo en la mirada se ilumina cuando señala que llevan compartida gran parte de sus vidas juntos. “Creo que la clave de la permanencia es la tolerancia, ella es increíble, comprensiva, compasiva, reúne todas las cualidades, es una dulce y no hay forma de pelearse con ella”.

 

Apasionado de la historia

“La gran pasión de mi vida es la historia y la investigación, el resto es una forma de vivir”. Descubrió su vocación temprano, a los 15 ó 16 años, en su casa de General Gelly, una gran casona de pueblo en la que en cada cajón había una foto o un documento.

“Mi familia es familia fundadora de General Gelly así que en mi casa había muchas cosas que tenían que ver con esa historia, y me empezó a gustar investigar; a los 23 años hice una monografía sobre General Gelly y a los 25, un libro sobre la historia del pueblo. Después me puse a investigar sobre El Socorro y a los 30 años escribí el libro sobre la historia de la localidad.

“En 1995 con Tomás García el artista plástico, hicimos el libro Pergamino, cien años. Fue una experiencia en la que me ocupé de los textos y Tomás de las ilustraciones y la reconstrucción catastral de cómo eran y quiénes vivían hacia 1930 y 1940 en Pergamino”.

Se define como “un autodidacta” y aunque reconoce que tal vez debería haber estudiado historia, confiesa que nunca lo hizo porque lo asociaba a la tarea docente para la cual nunca sintió que tuviera vocación.

“La historia es una verdadera pasión. Investigué sobre Genealogía y Tierras en la provincia de Santa Fe, en el Departamento Constitución y siempre me hacía el tiempo para estar metido dentro de un archivo”.

 

Un gran lector

Su trabajo como investigador se nutre de otro de sus grandes placeres, la lectura. Luis María Libera Gill es ante todo “un gran lector”.

“En mi casa tengo como 12 ó 13 mil libros, toda la casa es una gran biblioteca; en realidad debería definirme como un bibliófilo, pero éste es el que compra ediciones caras, y yo compro lo que me interesa”, refiere a medida que avanza la charla y enseguida acota: “Me gusta mucho la lectura, siento una pasión por el libro y cada vez que veo uno, me detengo, además como tengo esa manía me regalan, algunos que ya no utilizo los llevo a bibliotecas y junto a uno de mis sobrinos también vendo libros por Internet.

“Es una manera de hacer circular los libros, es algo muy reconfortante”, asevera.

Quizás producto de la lectura y de su tarea como historiador, la escritura fue dándose como vehículo de modo natural y cuenta con ocho libros publicados, además de múltiples trabajos de divulgación.

“Me parece que todo esto se ha dado por esta cuestión que pasaba en mi casa, donde había cosas que en otros hogares no había, eso comenzó a llamar mi atención y con el tiempo se transformó en una pasión”, insiste.

En la misma línea menciona que “la genealogía es una cuestión rara, que a menudo se asocia a una cuestión de clase o de elite cuando en realidad no tiene que ver con eso, sino más bien con la búsqueda de los orígenes. 

“Para mí es una pasión que comparto con un amigo que es profesor de Historia, Mauro Ganem. 

“He producido material con fines de divulgación y otros por agradecimiento, hice uno para una escuela rural de General Gelly y dos para la Escuela Nº 24 de El Socorro, me pidieron si los ayudaba cuando cumplió 100 años la escuela, son experiencias muy gratificantes”.

 

La recompensa

Esa búsqueda minuciosa de los orígenes, de reunir las piezas de un rompecabezas para hacer visible la historia de los pueblos, le ha traído múltiples gratificaciones. Ha tenido la posibilidad de participar de congresos y de organizarlos; de presentar trabajos; de trabajar en el Archivo Histórico Municipal por convocatoria de Hugo Ramallo.

Pero el mayor reconocimiento que visualiza es el de la gente. “En El Socorro a mi libro sobre la historia del pueblo lo conocen como el libro azul, porque ese es el color de las tapas. No se llama ni Historia de El Socorro, ni el libro de Luis María, lo reconocen como el libro azul y en definitiva cuando preguntan por el o lo utilizan para tomar algún dato, ahí está el mejor reconocimiento a mi tarea. 

“En 2008 reedité ampliada la historia de General Gelly, ese libro lo había escrito en 1985 y lo reedité cuando la estación cumplía 100 años, poder hacerlo y que a la gente le interesara, lo comprara y estuviera feliz de tenerlo, es más que suficiente.

“Con Tomás García hicimos el libro ‘La Magdalena’, una publicación que hoy está en Internet para su venta en el exterior, esa es una satisfacción enorme”.

Todas sus experiencias con la escritura han sido satisfactorias y en el plano personal le han permitido vincularse a otros para compartir el conocimiento. ”Con quienes más hablo de estos temas es con Mauro Ganem y Tomás García, pero hay mucha gente con la que uno se vincula; soy miembro correspondiente a la provincia de Buenos Aires del Centro de Estudios Históricos Genealógicos Rosario, donde se genera todo un intercambio”.

 

El próximo proyecto

En la actualidad Luis María trabaja en el ordenamiento de material sobre Pergamino que hay en su biblioteca, tratando de clasificar lo que sirva para su próximo proyecto.

“En realidad hace 20 ó 30 años que tengo en mente la idea de retomar el trabajo de López Godoy, su libro Historia de la propiedad del Partido de Pergamino me fascinó, así que la idea es poder tomar algunas fuentes, agregar información, modernizarlo, hacerlo más asequible. Creo que se llamará algo así como ‘Memoria Rural’”.

Luis María se define como historiador y es un inquieto por el conocimiento y es un gran coleccionista. “Mucho antes de la Guerra de Malvinas comencé a guardar  material sobre las Islas, tengo más de mil libros y artículos sobre Malvinas,  me he dedicado a guardar libros de la administración inglesa, he comprado postales, medallas, tengo material de cuando vinieron las primeras comisiones a las Islas, no sé por qué pero siempre me interesó el tema de las Islas”.

Aunque reconoce que se lleva bien con la idea del transcurso del tiempo, confiesa “estar apurado por terminar algunas cosas” y su energía se concentra en la posibilidad de difundir.

“La idea es que el material que tengo en mi casa pueda ordenarlo, clasificarlo y mostrarlo porque de lo contrario habrá sido solo algo acumulativo”.

 

Agradecido

Con precisión en cada respuesta, cuando la entrevista concluye, Luis María Libera Gill que hizo un recorrido somero por los principales aspectos de su vida, vuelve sobre algunas anécdotas. 

“Un día estábamos paseando con mi mujer y mis sobrinos por Buenos Aires y pasamos por la casa de Bioy Casares, un monstruo de las letras. Paramos, preguntamos por él y una señora nos dice que había salido a almorzar, pero que volvía pronto. Lo esperamos. Era un día de otoño especial para cualquier cosa, más para eso. A los pocos minutos llegó, bajó de un taxi, con su traje y corbata, estaba muy viejito, y tenía dificultad para desplazarse. Nos acercamos y lejos de pensar que le íbamos a robar, comenzó a sonreír y a decir repetidamente gracias, un grande”.

El relato sirve para poner en alto el valor que Luis María Liberta Gill le da a la gratitud. “Si tengo una virtud, creo que es la de ser una persona agradecida, de hecho en mis libros siempre tomo una parte del texto de la película Truman, una secuencia corta donde el protagonista le dice a su asistente: ‘La ingratitud es un pecado mortal’. Soy agradecido a la vida, a la gente, a las personas que en las distintas etapas de mi camino me han ayudado, a las puertas que me han abierto”.

La Opinion de Pergamino

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